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Los hijos, maestros de los padres.
- 20/09/2018
- Publicado por: Franco Martini
- Categoría: Sin categoría
![Los hijos, maestros de los padres.](https://i0.wp.com/francomartinicoach.com/wp-content/uploads/2018/09/jude-beck-552276-unsplash-1.jpg?resize=879%2C311&ssl=1)
En Junio del 2011 por primera vez celebré el día del Padre, un año antes de eso ni me lo imaginaba, pero un día de Setiembre me dieron la noticia que por primera vez sería Padre y a pesar de los temores naturales y el desconcierto que tenía, de manera inconsciente mi vibración como ser humano cambió. Con mi hijo logré tener muchísimos aprendizajes profundos y años más tarde con mi segunda hija seguí aprendiendo y no creo que algún día pare de aprender de ellos.
En ambos casos, en mi proceso de maduración personal, tomé consciencia que estaba siendo bendecido por la Divinidad, por el Creador, por Dios, de una manera distinta a cualquiera de las cosas positivas que me podían haber sucedido hasta ese momento y que me había convertido en un total servidor de mis pequeños hijos. Me di cuenta que se me estaba permitiendo observar nuevamente la vida a través de ellos.
Los niños son capaces de darse cuenta de cosas que a los adultos pasamos por alto y si nos permitimos observarlas podemos crecer muy profundamente por dentro.
Hoy recordé cuatro aprendizajes que 7 años atrás recibí observando a mi primer hijo y que hoy quiero compartirlos con ustedes:
- La vida es como el columpio que cuelga de unos hilos que vienen de arriba y que te llevan adelante y atrás. A veces más o menos fuerte, todo depende de qué tanto tú quieras impulsarlo. Para que no te caigas agárrate con confianza de las sogas y nunca dudes de tu fuerza.
- En el sube y baja, a veces estás arriba y eso no te hace más, otras abajo y eso no te hace menos. Lo que importa realmente es jugar feliz y contento, en armonía con tus amigos y hermanos.
- Jugar solo no tiene gracia, es mejor buscar a tus amigos para jugar juntos.
- No importa compararse con quién tiene más o menos juguetes sino qué tanto cada uno disfruta divirtiéndose con los que tiene.
Muchos de nosotros en algún momento hemos creído que mientras más grandes somos más sabios nos volvemos y realmente no siempre es así. La sabiduría consta en tener la habilidad para utilizar el conocimiento que la vida nos entrega y ponerlo en práctica con el criterio necesario para que impacte de manera positiva, equilibrada y justa en las personas, en nuestro entorno material y espiritual, en el universo en sí.
Cuando nos volvemos adultos dejamos de ser conscientes de nuestra sabiduría natural ya que nos dejamos llevar por viejos paradigmas, densidades del entorno y situaciones de dolor.
Los paradigmas son los lentes con los que vemos la realidad, producto de la construcción de creencias basadas en los aprendizajes o también conflictos ocurridos en esta vida e incluso aquellos heredados transgeneracionalmente, es decir, esos que vienen desde antes de esta existencia.
Ciertos paradigmas nos llevan a dejar de sentir a plenitud la verdadera esencia de esta nueva oportunidad de existencia, a dejar de sentirnos a nosotros mismos rompiendo la conexión natural con la tierra y el universo, con nuestra propia divinidad, con el creador. Y nuestras limitaciones racionales encasillan en la vieja idea de que debemos aprender en base a los tropiezos pero ¿cómo sería el mundo de distinto si sintiéramos la piedra antes de tropezar con ella?
Un niño en cambio mientras más pequeño es se encuentra más cerca de su origen. Siendo un ser que cuenta con información muy fresca de su naturaleza espiritual y su esencia tiene una mayor facilidad para ver su propia luz y la del resto de seres humanos, por no encontrarse aún contaminado con los paradigmas, con el mundo de creencias limitantes que nos bloquean a sentir. Tiene una nueva oportunidad de vivir y usar su capacidad de sentir sin límites, actuando sin juicios desde lo que le dice su corazón.
Para los padres tener un hijo es la mejor oportunidad para entender lo que realmente es ser humano, donde con total humildad y principalmente lleno de Amor, un ser se encuentra al total servicio de otro nuevo ser. Desde mi experiencia, los hijos son los maestros de los padres, ya que son ellos quienes nos ponen a prueba para a aprender cómo guiarlos, y al hacerlo tenemos la oportunidad de evolucionar.
Decía mi maestro espiritual que “lo más importante es tu forma de sentir”, con los hijos tenemos la oportunidad de aprender a sentir, generar empatía, descubrir y desarrollar la comunicación no verbal, sólo es cuestión de observarlos para que sus conductas, acciones, emociones, inquietudes o necesidades nos enseñen a ser los padres que ellos necesiten y permitirles que sean nuestros maestros en total humildad.
Gracias a los hijos que nos permiten vernos en ellos, tener la oportunidad de llevarlos en su camino para que más adelante se conviertan en los seres humanos que el futuro necesita.
Gracias a la divinidad, al creador, por entregarme la responsabilidad de formar a grandes seres humanos, quienes en un futuro superarán a sus maestros para evolucionar la humanidad.
Gracias a mis padres que me formaron para llegar aquí.
Franco Martini